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El Premio Nobel de la Paz: Ideal y Contradicción




ANGEL SALCEDO - El Premio Nobel de la Paz se estableció con el ideal de reconocer a la persona que "más o mejor haya trabajado en favor de la fraternidad entre las naciones, la abolición o reducción de los ejércitos permanentes y la celebración y promoción de congresos de paz", según el testamento de Alfred Nobel. 

Si bien a lo largo de su historia ha honrado a verdaderos paladines del desarme y la reconciliación, como Nelson Mandela o la Madre Teresa, su prestigio se ha visto a menudo empañado por decisiones controvertidas. La principal crítica que resuena a través de las décadas es la de otorgar el galardón a individuos que, lejos de abogar por la abolición de la fuerza militar, han sido líderes políticos o figuras públicas que han participado activamente en guerras o han intensificado conflictos internacionales, poniendo en tela de juicio la coherencia del comité noruego.

Esta controversia se agudiza cuando el premio se concede a líderes que están en el poder mientras sus naciones están en guerra, o poco después de haber ordenado intervenciones militares. Los críticos argumentan que, al premiar a estas figuras, el comité no solo ignora el espíritu anti-militarista del legado de Nobel, sino que también legitima acciones bélicas y políticas de fuerza a ojos de la comunidad internacional. Esta percepción transforma el galardón de un reconocimiento a la "paz lograda" a una herramienta de "diplomacia prospectiva" o un estímulo para futuros acuerdos. 

Sin embargo, en muchos casos, estos premios han sido seguidos por una escalada del conflicto, lo que refuerza la opinión de que el comité se ha equivocado al confundir una tregua o un alto el fuego temporal con una paz duradera.

En última instancia, estas críticas no buscan socavar la importancia del premio, sino exigir una mayor fidelidad a sus principios fundacionales. Los detractores insisten en que el comité debe centrar su atención en aquellos activistas, organizaciones de base y defensores de los derechos humanos que trabajan en las trincheras de la no-violencia y la mediación, y que a menudo son figuras menos conocidas pero más alineadas con la visión de Nobel. 

La historia del Premio Nobel de la Paz es, por lo tanto, una tensión constante entre el alto ideal de la paz global y la compleja realidad de la política mundial, donde la línea entre la negociación y el uso de la fuerza a menudo resulta demasiado difusa para un reconocimiento sin mácula.