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Una Mirada Personal al Impacto del Cine sobre el Autismo



Como observador y analista de cómo el cine moldea nuestra percepción del mundo, siempre me ha fascinado y a veces frustrado la forma en que Hollywood ha abordado el autismo. Es un tema delicado, complejo, y las películas, queramos o no, tienen un poder inmenso para educar, desinformar o, en el mejor de los casos, fomentar la empatía.

Cuando pienso en las primeras representaciones, como en la icónica "Rain Man" (1988), siento una mezcla de gratitud y preocupación. Por un lado, esa película fue un hito fundamental. Puso el autismo en el mapa de la conciencia pública de una manera que ninguna otra obra lo había hecho. De repente, millones de personas tenían una imagen de lo que era el autismo, y eso generó conversaciones, curiosidad y, para muchas familias, un primer contacto con el término. El beneficio fue inmenso en términos de visibilidad. Antes de ella, el autismo era casi un secreto, una condición aislada en el ámbito médico o familiar. "Rain Man" abrió una puerta.

Sin embargo, y aquí viene la preocupación, esa misma visibilidad vino con un costo. La imagen de Raymond Babbitt, un "savant" con habilidades extraordinarias, se convirtió en la imagen del autismo para una generación. Esto generó una serie de malentendidos y expectativas poco realistas. ¿Cuántas veces he escuchado a alguien decir "Ah, ¿autista? Como Rain Man, ¿entonces es un genio con los números?" La realidad es que el síndrome del sabio es raro dentro del espectro, y esta representación creó un estereotipo que eclipsó la vasta diversidad del autismo. Para muchas personas autistas y sus familias, esto fue un daño: se sentían invisibles porque no encajaban en ese molde, o enfrentaban preguntas y frustraciones por no poseer esas habilidades "especiales".

Luego llegaron producciones más recientes, especialmente series de televisión como "Atypical" o "The Good Doctor". Aquí, mi perspectiva es generalmente más optimista. Veo un claro beneficio en la evolución de la narrativa. Estas series se han esforzado por mostrar una gama más amplia de experiencias dentro del espectro. "Atypical", por ejemplo, aunque no exenta de críticas iniciales, ha intentado profundizar en las complejidades de la vida adolescente autista, las dinámicas familiares, las citas, el trabajo. El personaje de Sam Gardner no es un "savant", y su lucha por la independencia resuena con muchas personas autistas y sus cuidadores. "The Good Doctor", por su parte, aunque también presenta un "savant", ha explorado los desafíos de la interacción social y la integración profesional de una manera que ha permitido un mayor debate.

El impacto positivo de estas nuevas producciones radica en la matización. Han contribuido a desmantelar algunos de los estereotipos más dañinos. La sociedad empieza a entender que el autismo es un espectro amplio, que cada persona es diferente, que no siempre hay un genio escondido, y que las personas autistas tienen deseos, miedos, amores y ambiciones como cualquier otro ser humano. Esto fomenta una mayor aceptación y comprensión, y puede llevar a una mayor inclusión en escuelas, trabajos y comunidades.

Pero no todo es perfecto. Todavía hay riesgos. A veces, se cae en la trampa de la "curación" o la "normalización", insinuando que el objetivo final es que la persona autista "supere" su autismo. Esto puede ser perjudicial porque el autismo es una forma de ser, no una enfermedad a curar. También, la presión de crear personajes "simpáticos" o "funcionales" puede dejar fuera las realidades de aquellos con mayores necesidades de apoyo o que son no verbales, perpetuando un cierto tipo de invisibilidad dentro del propio espectro.

En resumen, mi crítica personal es que el cine ha sido un arma de doble filo para la representación del autismo. Ha sido un agente catalizador para la conciencia global, inyectando el tema en la conversación pública de manera vital. Pero también ha sido un generador de estereotipos que han frenado la comprensión real durante décadas. 

La tendencia actual hacia narrativas más complejas y diversas es un gran beneficio, y espero que las futuras películas sigan por ese camino, ofreciendo una representación cada vez más auténtica y respetuosa, que no solo informe, sino que celebre la neurodiversidad en toda su riqueza. Es el tipo de impacto que realmente necesitamos.