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Qué es el Autismo: características del Trastorno del Espectro Autista


ÁNGEL SALCEDO -
El Trastorno del Espectro Autista es una condición del desarrollo que puede generar problemas sociales, de comunicación y conductuales. Por regla general no hay rasgos o indicios físicos que identifiquen a las personas con Autismo. No obstante, es probable que interactúen, se comuniquen y se comporten de una forma completamente diferente a lo que está generalmente establecido en la sociedad.

La causa principal del Trastorno del Espectro Autista se desconoce, pero sí se sabe que la genética y algunos factores del entorno pueden interactuar con estos. Los cambios en los patrones de desarrollo cerebral suelen ser evidentes a partir de los 2 años. Estos reflejan antecedentes prenatales y perinatales.

Actualmente, sigue siendo un reto para los profesionales explicarle a las familias que acaban de recibir un diagnóstico, qué es el Autismo, ya que nunca existen dos casos iguales y cada uno tiene su propia forma de abordarse. No obstante, técnicamente podríamos definirlo como un conjunto de alteraciones que afectan al neurodesarrollo infantil, que comienzan a aparecer en la primera infancia y permanece durante toda la vida de la persona.

Destrezas de comunicación e interacción sociales

Las destrezas de comunicación e interacción sociales pueden ser un desafío para las personas con TEA.

Algunos ejemplos de características de la comunicación social y de la interacción social relacionadas con los TEA son:

  • Evitar mirar a los ojos a otra persona o no mantener el contacto visual
  • No responder cuando lo llaman por su nombre, hacia los 9 meses de edad
  • No mostrar expresiones faciales como de felicidad, tristeza, enojo y sorpresa, hacia los 9 meses de edad
  • No participar en juegos interactivos simples como dar palmaditas con las manos (pat-a-cake), hacia los 12 meses de edad
  • Usar pocos o ningún gesto, hacia los 12 meses de edad (por ejemplo, no decir adiós con la mano)
  • No compartir intereses con otras personas, hacia los 15 meses de edad (por ejemplo, no mostrar un objeto que le guste)
  • No apuntar a algo interesante para mostrarlo, hacia los 18 meses de edad
  • No notar cuando otras personas están lastimadas o molestas, hacia los 24 meses de edad
  • No notar a otros niños ni jugar con ellos, hacia los 36 meses de edad
  • No jugar a ser otra cosa, como un maestro o superhéroe, hacia los 48 meses de edad
  • No cantar, bailar ni actuar para usted, hacia los 60 meses de edad

Conductas o intereses restrictivos o repetitivos

Las personas con TEA tienen conductas o intereses que pueden parecer inusuales. Estas conductas o intereses distinguen a los TEA de las afecciones que solo se definen por problemas con la comunicación y la interacción sociales.

Los ejemplos de conductas e intereses restrictivos o repetitivos relacionados con los TEA pueden incluir:

  • Poner juguetes u otros objetos en fila y molestarse cuando se cambia el orden
  • Repetir palabras o frases una y otra vez (esto se llama ecolalia)
  • Jugar con juguetes de la misma manera todo el tiempo
  • Enfocarse en partes de los objetos (por ejemplo, en las ruedas)
  • Irritarse con cambios mínimos
  • Tener intereses obsesivos
  • Tener que seguir ciertas rutinas
  • Aletear las manos, mecer el cuerpo o girar en círculos
  • Reaccionar de manera inusual a la forma en que las cosas suenan, huelen, saben, se ven o se sienten

Otras características

La mayoría de las personas con TEA tienen otras características relacionadas. Estas podrían incluir:

  • Retraso en las destrezas del lenguaje
  • Retraso en las destrezas de movimiento
  • Retraso en las destrezas cognitivas o de aprendizaje
  • Conducta hiperactiva, impulsiva o distraída
  • Epilepsia o trastornos convulsivos
  • Hábitos de alimentación y del sueño inusuales
  • Problemas gastrointestinales (por ejemplo, estreñimiento)
  • Estados de ánimo o reacciones emocionales inusuales
  • Ansiedad, estrés o preocupación excesiva
  • No tener miedo o temer más de lo normal

Es importante señalar que es posible que los niños con TEA no tengan ninguna de las conductas mencionadas como ejemplos o que tengan algunas.