Un viaje personal hacia la conexión en el espectro autista




ÁNGEL SALCEDO - Navego entre olas de incomprensión y miradas extrañas, buscando un faro que me guíe hacia un puerto de conexión y aceptación. Mi brújula es el autismo, una condición que colorea mi mundo de una manera única, pero que también me ha traído aislamiento y dolor.

Sin embargo, en medio de la tormenta, he encontrado una pequeña isla de esperanza. He aprendido a navegar por las aguas turbulentas de las interacciones sociales, a descifrar el código de las señales no verbales y a construir puentes hacia otras almas. No ha sido un viaje fácil, pero cada paso me ha acercado a la orilla de la comprensión y la pertenencia.

En mi travesía, he conocido a otros navegantes como yo, también marcados por el autismo pero con una luz interior que ilumina el camino. Juntos, hemos formado una comunidad, un faro de apoyo y aliento en la inmensidad del mar. Compartimos nuestras experiencias, nuestras luchas y nuestras victorias, creando un espacio donde podemos ser nosotros mismos sin miedo a ser juzgados.

No todo ha sido tranquilo en mi viaje. He enfrentado las olas del prejuicio y la discriminación, la incomprensión de aquellos que no ven más allá de mi condición. Pero estas olas, por más fuertes que parezcan, no han podido apagar la llama que arde dentro de mí.

Desde mi pequeña isla de esperanza, quiero enviar un mensaje a todos aquellos que navegan por los mares de la soledad: no están solos. Hay otros como ustedes, buscando conexión y comprensión. No se rindan, no apaguen su luz interior. Sigan navegando, porque en algún lugar del horizonte espera un puerto donde los recibirán con brazos abiertos.

Juntos, podemos construir un mundo más inclusivo y comprensivo, donde la neurodiversidad sea celebrada y no temida. Un mundo donde el autismo no sea una barrera, sino un camino hacia la riqueza y la diversidad.