Mitos y realidades del autismo en adultos
ÁNGEL SALCEDO - El autismo es una condición del neurodesarrollo que acompaña a las personas a lo largo de toda su vida. Sin embargo, cuando hablamos de autismo en adultos, aún existen muchos mitos y estereotipos que dificultan la comprensión y aceptación de esta realidad. Hoy, en este espacio, vamos a desmontar algunos de esos mitos y a explorar las realidades que todos deberíamos conocer.
Mito 1: "El autismo solo se da en niños"
Uno de los mitos más comunes es que el autismo es una condición exclusiva de la infancia. La realidad es que los niños con autismo crecen y se convierten en adultos con autismo. Aunque el diagnóstico suele darse en la infancia, muchas personas llegan a la edad adulta sin un diagnóstico formal, especialmente mujeres y personas que han aprendido a "enmascarar" sus características para adaptarse a las expectativas sociales.
Mito 2: "Los adultos con autismo no pueden ser independientes"
Este mito surge de la idea errónea de que todas las personas con autismo tienen las mismas necesidades y capacidades. La realidad es que el autismo es un espectro, y cada persona es única. Muchos adultos con autismo llevan vidas independientes, tienen trabajos, forman familias y contribuyen de manera significativa a sus comunidades. Otros pueden necesitar apoyo en ciertas áreas, pero eso no les impide tener una vida plena y satisfactoria.
Mito 3: "Las personas con autismo no tienen emociones o no les importan los demás"
Este estereotipo es especialmente dañino. Las personas con autismo sí tienen emociones y pueden sentir empatía, aunque a veces la expresen de manera diferente. Lo que puede variar es la forma en que procesan y comunican sus sentimientos. Algunos pueden tener dificultades para interpretar las señales sociales, pero eso no significa que no les importen los demás.
Mito 4: "El autismo en adultos es igual que en los niños"
El autismo no es estático; evoluciona con la persona. Un adulto con autismo ha tenido años de experiencias, aprendizajes y adaptaciones. Muchos desarrollan estrategias para manejar situaciones que antes les resultaban abrumadoras. Además, las necesidades y desafíos de un adulto con autismo pueden ser muy diferentes a los de un niño. Por ejemplo, temas como el empleo, las relaciones de pareja o el manejo del estrés en la vida cotidiana adquieren mayor relevancia.
Mito 5: "Si no fue diagnosticado en la infancia, no puede ser autismo"
Este es un mito que ha llevado a muchos adultos a vivir sin entender por qué se sienten "diferentes". La realidad es que el autismo puede diagnosticarse en la edad adulta. De hecho, cada vez más personas buscan y reciben un diagnóstico tardío, lo que les permite comprenderse mejor a sí mismas y acceder a los apoyos necesarios.
Realidad: El autismo en adultos es diverso y valioso
La realidad es que los adultos con autismo son tan diversos como cualquier otro grupo de personas. Algunos pueden tener talentos excepcionales en áreas específicas, mientras que otros pueden enfrentar desafíos significativos en su día a día. Lo importante es reconocer que el autismo es una forma diferente de experimentar el mundo, y eso no es algo que deba "curarse" o "arreglarse". La inclusión, el respeto y la comprensión son clave para construir una sociedad donde todos tengan cabida.
Conclusión
Romper con los mitos y estereotipos sobre el autismo en adultos es fundamental para fomentar una mayor conciencia y aceptación. Si conocemos las realidades detrás de esta condición, podemos contribuir a crear un entorno más inclusivo y empático. Recordemos que cada persona, con o sin autismo, tiene algo valioso que aportar al mundo.